martes, 7 de octubre de 2008
domingo, 5 de octubre de 2008
miércoles, 1 de octubre de 2008
La amada (CC)
con los besos de su boca!
Mejor que el vino es tu amor.
3 Tu nombre es como perfume derramado;
por el olor de tu suave perfume
las jóvenes se enamoran de ti.
(CC 1, 2-3)
5 1 He venido a mi huerto,
oh hermana y novia mía.
He recogido mi mirra y mi perfume.
He comido mi panal y mi miel;
he bebido mi vino y mi leche.
¡Comed, oh amigos!
¡Bebed, oh amados!
¡Bebed en abundancia!
La amada
2 Yo dormía, pero mi corazón estaba despierto,
y oí a mi amado que tocaba a la puerta y llamaba:
"Abreme, hermana mía, amada mía,
paloma mía, perfecta mía;
porque mi cabeza está llena de rocío
y mis cabellos están mojados
con las gotas de la noche."
3 Ya me había desvestido;
¿cómo me iba a volver a vestir?
Había lavado mis pies;
¿cómo iba a volverlos a ensuciar?
4 Mi amado metió su mano
por el agujero de la puerta,
y mi corazón se conmovió a causa de él.
5 Entonces me levanté
para abrir a mi amado,
y mis manos gotearon perfume de mirra.
Mis dedos gotearon mirra
sobre la manecilla del cerrojo.
6 Abrí a mi amado,
pero mi amado se había ido;
había desaparecido.
Se me salía el alma,
cuando él hablaba.
Lo busqué, pero no lo hallé;
lo llamé, pero no me respondió.
sábado, 27 de septiembre de 2008
Discípulos y Misioneros de Cristo!
-¡He aquí el Cordero de Dios!
37 Los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús. 38 Jesús, al dar vuelta y ver que le seguían, les dijo:
-¿Qué buscáis?
Y ellos le dijeron:
-Rabí -que significa maestro-, ¿dónde moras?
39 Les dijo:
-Venid y ved.
Jn 1, 35-39
sábado, 20 de septiembre de 2008
Ahora, justo ahora.

El corazón se hace como un nudito y los ojos se empañan. Lo sé, no es tu culpa y al tiempo lo es, pero tú no lo sabes aún y es injusto que te culpe aún, ¿Verdad?
Me duele un poco el pecho y no encuentro las marcas de tu último abrazo para refugiarme en ellas. De verdad te extraño y necesito. Tengo cosas que decirte, tengo besos para darte, abrazos para contenerte y quizás una que otra lágrima que quiera deslizarse en tu pelo.
Te necesito y tal vez te culpo por que no estás, sin darme cuenta que no eres tú el no quiere estar.
Necesito que me contegas y te culpo de no saber hacerlo. Pero soy yo la que no te ha enseñado cómo.
Necesito que me protejas y te culpo por no hacerlo, pero ¿no soy yo quién se hace la fuerte cuando quieres cuidarme?
Te culpo y es mi culpa, aunque quizás tengas un poco de culpa por no preguntar cómo dejar de tenerla.
Te vas. Justo ahora te vas. Me dices que vaya contigo y sabes lo imposible que es.
Y es justo ahora cuando más culpa siento y cuando más culpa te asigno.