sábado, 12 de diciembre de 2009

¿Cómo sabrá que la amas?

¿Cómo sabrá que la amas?
¿Cómo verá tu amor?

¿Cómo sabrá que la amas?
¿Cómo le muestras cariño?
¿Cómo sabrá que en verdad la amas?
Sí, ¿la amas?

¿Cómo sabrá que la amas?
¿Cómo le muestras cariño?
Cómo sabrá que en verdad la amas,
sí, la amas?

No es suficiente que a quien amas des por hecho
Haz que se entere o ella puede así decir:
¿Cómo saber, si me ama?
¿Si acaso soy de él?

Te deja notas que te dicen que en su mente siempre estás
Él te manda flores si nublado está, ahh
Encontrará mil maneras
Diario una más tendrá
Y tú sabrás…
Y tú sabrás,
que es tu amor.

Tu amor reafirma ferviente
Pues ella no es vidente
Que sienta que estás presente
Y que tú la amas

Todos quieren un amor con un final de cuento
Todos quieren que su amor sea el mejor…
¿Cómo sabrás que te ama?
¿Cómo verás su amor?
Por abrazarte más cerca a un baile te invitó
O compuso para ti una canción,
ooh
Él hallará la manera
Sus detalles hablarán
Y tú sabrás…
Y tú sabrás…
Que es tu amor
Que es tu amor

Y tú sabrás que te ama
Que es de verdad tu amor

Porque se viste del color que con tus ojos combinó
Un picnic privado él organizó
Ooh
Su corazón va a ser tuyo
Y por siempre lo será
Y tú sabrás (y tú sabrás)
Y tú sabrás (y tú sabrás)
Y tú sabrás (y tú sabrás)
Y tú sabrás (y tú sabrás)
Y tú sabrás (y tú sabrás)
Y tú sabrás…
Que es tu amor

Y así sabrá que la amas
Si tú le muestras cariño
Y tú sabrás
Y tú sabrás
Que es tu amor



miércoles, 21 de octubre de 2009

la época


No sé bien porqué, pero en esta época la vida siempre se me desordena totalmente.
Todo queda patas pa' arriba! Y aún no sé como enfrentarlo...

jueves, 8 de octubre de 2009

Increíblemente...

... ya son dos años !

Ai shiteru Moru-chan ^^!

martes, 25 de agosto de 2009

martes, 28 de julio de 2009

Cosas V


Últimamente me he dedicado mucho a pensar. Sobre la vida, sobre mi vida y como la llevo.
He concluido que voy por mal camino, arruinando muchas cosas maravillosas que tenía. Me siento un poco como Edward Scissorhands, destruyendo todo lo que se toca, pero sé que al reencontrarme con Dios Padre volveré a mis buenas andanzas.
He considerado visitar un psicólogo, pues creo (sólo creo, es probable que este equivocada) que no es normal cuestionarse tanto la vida y el como se esta viviendo, ¿O acaso si lo es?. Cuestinar cada paso que se da como si fuese el decisivo, el determinante; cuestinar las acciones e incluso los pensamientos que se tienen, tal como ahora cuestiono mis cuestionamientos.

lunes, 6 de julio de 2009

Cosas IV

"El humor diferente de Dios!"

"Por que el Señor tiene maneras requetecontra misteriosas de hacer las cosas"

domingo, 17 de mayo de 2009

Oración II

SEGUNDA LECTURA

Dios es amor
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

EVANGELIO
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os Ramo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»


Señor, ¿cómo es que siempre encuentras la forma de responder mis inquietudes?
Me oyes, cada día me oyes y te acercas suavemente. Cada uno de tus movimientos está planeado y me lleva a encontrar ESA respuesta que tanto necesito.
¡Porque para Dios nada es imposible!

sábado, 25 de abril de 2009

Oración I

Al día siguiente, de nuevo estaba Juan con dos de sus discípulos. Al ver a Jesús que andaba por allí, dijo:
-¡He aquí el Cordero de Dios!

Los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús. Jesús, al dar vuelta y ver que le seguían, les dijo:

-¿Qué buscáis?

(Jn1,35)

Me llama la atención que cuando Juan Bautista les dice "he aquí el Cordero de Dios", sus dos discipulos sin pregutnar más fueran y siguieran ciegamente a Jesús.¿Con cuanta certeza sé que es lo que busco? ¿Si alguien me dice "Ahí viene lo que buscas", seré capaz de reconocerlo y seguirlo ciegamente? ¿Existe en la actualidad un anhelo de busqueda tan fuerte como el de esa época?Día a día millones de personas se preguntan para qué estan en el mundo y se quedan de pie esperando ser llamados. Y sí, es Cristo quien nos llama por nuestros propios nombres, pero debemos también ser capaces de buscarlo y aprender a reconocerlo cuando, a través de otro, nos llama.

¿Qué buscamos en la actualidad?¿Qué busco yo? Sentirme plena, hinchada de alegrías y mi experiencia (cortita, pero vaya que ha sido como montaña rusa) me ha demostrado que eso se logra sólo sirviendo a Cristo. Sóloen ÉL se encuentra la plenitud, porque Él es plenitud en mi. Mis servicios serían nada si no los hiciera por Él, con ÉL y para Él, caería en la gris rutina de hacer por hacer sin su compañia. ¡Cristo llena mi vida de colores! Jesús es mi maestro y lo que busco es caminar mi vida de su mano.


martes, 31 de marzo de 2009

El soldadito de Plomo~


Había una vez veinticinco soldaditos de plomo, hermanos todos, ya que los habían fundido en la misma vieja cuchara. Fusil al hombro y la mirada al frente, así era como estaban, con sus espléndidas guerreras rojas y sus pantalones azules. Lo primero que oyeron en su vida, cuando se levantó la tapa de la caja en que venían, fue: "¡Soldaditos de plomo!" Había sido un niño pequeño quien gritó esto, batiendo palmas, pues eran su regalo de cumpleaños. Enseguida los puso en fila sobre la mesa.

Cada soldadito era la viva imagen de los otros, con excepción de uno que mostraba una pequeña diferencia. Tenía una sola pierna, pues al fundirlos, había sido el último y el plomo no alcanzó para terminarlo. Así y todo, allí estaba él, tan firme sobre su única pierna como los otros sobre las dos. Y es de este soldadito de quien vamos a contar la historia.

En la mesa donde el niño los acababa de alinear había otros muchos juguetes, pero el que más interés despertaba era un espléndido castillo de papel. Por sus diminutas ventanas podían verse los salones que tenía en su interior. Al frente había unos arbolitos que rodeaban un pequeño espejo. Este espejo hacía las veces de lago, en el que se reflejaban, nadando, unos blancos cisnes de cera. El conjunto resultaba muy hermoso, pero lo más bonito de todo era una damisela que estaba de pie a la puerta del castillo. Ella también estaba hecha de papel, vestida con un vestido de clara y vaporosa muselina, con una estrecha cinta azul anudada sobre el hombro, a manera de banda, en la que lucía una brillante lentejuela tan grande como su cara. La damisela tenía los dos brazos en alto, pues han de saber ustedes que era bailarina, y había alzado tanto una de sus piernas que el soldadito de plomo no podía ver dónde estaba, y creyó que, como él, sólo tenía una.

“Ésta es la mujer que me conviene para esposa”, se dijo. “¡Pero qué fina es; si hasta vive en un castillo! Yo, en cambio, sólo tengo una caja de cartón en la que ya habitamos veinticinco: no es un lugar propio para ella. De todos modos, pase lo que pase trataré de conocerla.”

Y se acostó cuan largo era detrás de una caja de tabaco que estaba sobre la mesa. Desde allí podía mirar a la elegante damisela, que seguía parada sobre una sola pierna sin perder el equilibrio.

Ya avanzada la noche, a los otros soldaditos de plomo los recogieron en su caja y toda la gente de la casa se fue a dormir. A esa hora, los juguetes comenzaron sus juegos, recibiendo visitas, peleándose y bailando. Los soldaditos de plomo, que también querían participar de aquel alboroto, se esforzaron ruidosamente dentro de su caja, pero no consiguieron levantar la tapa. Los cascanueces daban saltos mortales, y la tiza se divertía escribiendo bromas en la pizarra. Tanto ruido hicieron los juguetes, que el canario se despertó y contribuyó al escándalo con unos trinos en verso. Los únicos que ni pestañearon siquiera fueron el soldadito de plomo y la bailarina. Ella permanecía erguida sobre la punta del pie, con los dos brazos al aire; él no estaba menos firme sobre su única pierna, y sin apartar un solo instante de ella sus ojos.

De pronto el reloj dio las doce campanadas de la medianoche y —¡crac!— abrióse la tapa de la caja de rapé... Mas, ¿creen ustedes que contenía tabaco? No, lo que allí había era un duende negro, algo así como un muñeco de resorte.

—¡Soldadito de plomo! —gritó el duende—. ¿Quieres hacerme el favor de no mirar más a la bailarina?

Pero el soldadito se hizo el sordo.

—Está bien, espera a mañana y verás —dijo el duende negro.

Al otro día, cuando los niños se levantaron, alguien puso al soldadito de plomo en la ventana; y ya fuese obra del duende o de la corriente de aire, la ventana se abrió de repente y el soldadito se precipitó de cabeza desde el tercer piso. Fue una caída terrible. Quedó con su única pierna en alto, descansando sobre el casco y con la bayoneta clavada entre dos adoquines de la calle.

La sirvienta y el niño bajaron apresuradamente a buscarlo; pero aun cuando faltó poco para que lo aplastasen, no pudieron encontrarlo. Si el soldadito hubiera gritado: "¡Aquí estoy!", lo habrían visto. Pero él creyó que no estaba bien dar gritos, porque vestía uniforme militar.

Luego empezó a llover, cada vez más y más fuerte, hasta que la lluvia se convirtió en un aguacero torrencial. Cuando escampó, pasaron dos muchachos por la calle.

—¡Qué suerte! —exclamó uno—. ¡Aquí hay un soldadito de plomo! Vamos a hacerlo navegar.

Y construyendo un barco con un periódico, colocaron al soldadito en el centro, y allá se fue por el agua de la cuneta abajo, mientras los dos muchachos corrían a su lado dando palmadas. ¡Santo cielo, cómo se arremolinaban las olas en la cuneta y qué corriente tan fuerte había! Bueno, después de todo ya le había caído un buen remojón. El barquito de papel saltaba arriba y abajo y, a veces, giraba con tanta rapidez que el soldadito sentía vértigos. Pero continuaba firme y sin mover un músculo, mirando hacia adelante, siempre con el fusil al hombro.

De buenas a primeras el barquichuelo se adentró por una ancha alcantarilla, tan oscura como su propia caja de cartón.

"Me gustaría saber adónde iré a parar”, pensó. “Apostaría a que el duende tiene la culpa. Si al menos la pequeña bailarina estuviera aquí en el bote conmigo, no me importaría que esto fuese dos veces más oscuro."

Precisamente en ese momento apareció una enorme rata que vivía en el túnel de la alcantarilla.

—¿Dónde está tu pasaporte? —preguntó la rata—. ¡A ver, enséñame tu pasaporte!

Pero el soldadito de plomo no respondió una palabra, sino que apretó su fusil con más fuerza que nunca. El barco se precipitó adelante, perseguido de cerca por la rata. ¡Ah! había que ver cómo rechinaba los dientes y cómo les gritaba a las estaquitas y pajas que pasaban por allí.

—¡Deténgalo! ¡Deténgalo! ¡No ha pagado el peaje! ¡No ha enseñado el pasaporte!

La corriente se hacía más fuerte y más fuerte y el soldadito de plomo podía ya percibir la luz del día allá, en el sitio donde acababa el túnel. Pero a la vez escuchó un sonido atronador, capaz de desanimar al más valiente de los hombres.
¡Imagínense ustedes! Justamente donde terminaba la alcantarilla, el agua se precipitaba en un inmenso canal. Aquello era tan peligroso para el soldadito de plomo como para nosotros el arriesgarnos en un bote por una gigantesca catarata.

Por entonces estaba ya tan cerca, que no logró detenerse, y el barco se abalanzó al canal. El pobre soldadito de plomo se mantuvo tan derecho como pudo; nadie diría nunca de él que había pestañeado siquiera. El barco dio dos o tres vueltas y se llenó de agua hasta los bordes; hallábase a punto de zozobrar. El soldadito tenía ya el agua al cuello; el barquito se hundía más y más; el papel, de tan empapado, comenzaba a deshacerse. El agua se iba cerrando sobre la cabeza del soldadito de plomo… Y éste pensó en la linda bailarina, a la que no vería más, y una antigua canción resonó en sus oídos:

¡Adelante, guerrero valiente!

¡Adelante, te aguarda la muerte!

En ese momento el papel acabó de deshacerse en pedazos y el soldadito se hundió, sólo para que al instante un gran pez se lo tragara. ¡Oh, y qué oscuridad había allí dentro! Era peor aún que el túnel, y terriblemente incómodo por lo estrecho. Pero el soldadito de plomo se mantuvo firme, siempre con su fusil al hombro, aunque estaba tendido cuan largo era.

Súbitamente el pez se agitó, haciendo las más extrañas contorsiones y dando unas vueltas terribles. Por fin quedó inmóvil. Al poco rato, un haz de luz que parecía un relámpago lo atravesó todo; brilló de nuevo la luz del día y se oyó que alguien gritaba:

—¡Un soldadito de plomo!

El pez había sido pescado, llevado al mercado y vendido, y se encontraba ahora en la cocina, donde la sirvienta lo había abierto con un cuchillo. Cogió con dos dedos al soldadito por la cintura y lo condujo a la sala, donde todo el mundo quería ver a aquel hombre extraordinario que se dedicaba a viajar dentro de un pez. Pero el soldadito no le daba la menor importancia a todo aquello.

Lo colocaron sobre la mesa y allí… en fin, ¡cuántas cosas maravillosas pueden ocurrir en esta vida! El soldadito de plomo se encontró en el mismo salón donde había estado antes. Allí estaban todos: los mismos niños, los mismos juguetes sobre la mesa y el mismo hermoso castillo con la linda y pequeña bailarina, que permanecía aún sobre una sola pierna y mantenía la otra extendida, muy alto, en los aires, pues ella había sido tan firme como él. Esto conmovió tanto al soldadito, que estuvo a punto de llorar lágrimas de plomo, pero no lo hizo porque no habría estado bien que un soldado llorase. La contempló y ella le devolvió la mirada; pero ninguno dijo una palabra.

De pronto, uno de los niños agarró al soldadito de plomo y lo arrojó de cabeza a la chimenea. No tuvo motivo alguno para hacerlo; era, por supuesto, aquel muñeco de resorte el que lo había movido a ello.

El soldadito se halló en medio de intensos resplandores. Sintió un calor terrible, aunque no supo si era a causa del fuego o del amor. Había perdido todos sus brillantes colores, sin que nadie pudiese afirmar si a consecuencia del viaje o de sus sufrimientos. Miró a la bailarina, lo miró ella, y el soldadito sintió que se derretía, pero continuó impávido con su fusil al hombro. Se abrió una puerta y la corriente de aire se apoderó de la bailarina, que voló como una sílfide hasta la chimenea y fue a caer junto al soldadito de plomo, donde ardió en una repentina llamarada y desapareció. Poco después el soldadito se acabó de derretir. Cuando a la mañana siguiente la sirvienta removió las cenizas lo encontró en forma de un pequeño corazón de plomo; pero de la bailarina no había quedado sino su lentejuela, y ésta era ahora negra como el carbón.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Volar~


Hace un tiempo siento que vuelo...
que vuelo en un tiempo infinito y en espacio sin limites...
que nadie me alcanza,
pero yo no alcanzo a nadie...
Dios me roza el rostro...
Pero pareciera que nadie más intenta alcanzarme...
Ni tú, ni ellos, ni nadie....
y el vacío me absorbe
y me arrastra hacia él...
¡No quiero ir allí!
¡Está oscuro y es infinito!
¡No quiero ir ahí!

martes, 10 de marzo de 2009

Re-volviendo

He decidido re-volver a todas mis antiguas an-danzas que dejé botadas durante el verano:

Regalar abrazos a quien más lo requiera y a quien no, también!

Robar con un poquito de magia una que otra sonrisa dulce e infantil

Creer en lo que nadie más cree, en lo que puedo sentir y no sólo ver.

Amar y ser amada

Disfrazarme! Ser niña de nuevo y disfrutarlo al máximo :)

Y por supuesto... reir,reir y reir...y ser muy feliz :)
Quiero que este año pase lento y suave, para disfrutarlo, sufrirlo... Vivirlo al máximo!

viernes, 6 de marzo de 2009

Pesadilla I

Apenas cerraba los ojos, ahi estaba.
Sus ojos me miraban fijamente, los mismos ojos que durante un tiempo me desestabilizaron.
Sonreía, deliciosa y maliciosamente igual que antes.
Sonreía igual que las veces que su mente maquinaba un plan.
Y luego desaparecía.
Y veía otros ojos.
Ojos tristes y dolidos.
Tus ojos intentaban mirarme friamente, pero el dolor te traspasaba.
La rabia relucía en tu fingida sonrisa y me desesperaba no saber el porqué.

Te rogaba me explicaras y sólo desviabas tu mirada.

Mantenme a salvo mientras duermo!

miércoles, 4 de marzo de 2009

Amanecer (IV Saga Crepúsculo)


-Siempre, siempre y siempre- Murmuró él.
-Estoy totalmente de acuerdo- Y luego seguimos con gran felicidad en esa pequeña cabaña pero perfecta para nosotros, por siempre.



¿Y nuestro felices para siempre?

lunes, 19 de enero de 2009


Examinó mi rostro durante mucho tiempo.

- ¿Estás preparada entonces?- me preguntó.
-Esto...- tragué saliva- ¿Ya?
Sonrió e inclinó despacio la cabeza hasta rozar mi piel debajo de la mandíbula con sus fríos labios.
-¿Ahora, ya?- susurró al tiempo que exhalaba su aliento frio sobre mi cuello. Me estremecí de manera involuntaria.
- Sí- contesté en un susurro para que no se me quebrara la voz. [...] Ya había tomado mi decisión, estaba segura. No me importaba que mi cuerpo fuera tan rígido como una tabla, que mis manos se transformaran en puños y mi respiración se volviera irregular... Se rió de forma enigmática y se irguió con gesto de desaprobación.
-No te puedes haber creído de verdad que me iba a rendir tan fácilmente- dijo con un punto de amargura en su tono burlón.
-Una chica tiene derecho a soñar.
Enarcó las cejas.
-¿Sueñas con convertirte en un mostruo?
- No exactamente- repliqué. Fruncí el ceño ante la palabra que había escogido. En verdad, eso era, un mosntruo-. Más bien sueño con poder estar contigo para siempre.


sábado, 10 de enero de 2009

[ † ]

Dijiste: Ven, sígueme

Ven, oye y sígueme

Deja todo atrás y ven hoy junto a mi!


Y no supe que decir