jueves, 2 de diciembre de 2010

Egocentrismo

Sí, lo tengo muy asumido. Soy una cabra chica malcriada y caprichosa. Lo he asumido antes, pero ahora no lo digo en el sentido tierno de la expresión.
Primera hija y Piscis. Malacostumbrada a ser el centrito de atención desde chica y más encima, peor-acostumbrada a salir victoriosa en todo lo que hacía.
Esto cambió un poco al entrar al Carmela, descubrí que no era la mejor en todo, pero no lo integré correctamente y más que aprender a superar mis errores, salí de 4to medio con toneladas de frustraciones y la autoestima por el suelo. Con esa postura llegué a la U, donde me enfrente a más frustraciones, pero nunca frustraciones totales. Lo sé, todos me dirán que soy exagerada y que he aprobado todos mis ramos, pero a mi me afecta estar en estas situaciones, en el limbo de si pasaré o no. Y, aunque me digan que siempre apruebo, mi nulo nivel de tolerancia a la frustración no me permite resistir mucho estas situaciones tan extremas.
Sí, lo admito, soy una cabra chica malcriada y caprichosa. Te dije que quería que te quedaras conmigo. A pesar de que me encanta decirte lo que siento, creí que relacionarías lo que te decía con la expresión que descifraste tan bien cuando llegué a buscarte. Más de una vez me volteé esperando encontrarte, caminando hacia mi y diciendo lo mismo que me mandaste por mensaje de texto. Yo sabía bien que tenías responsabilidades que cumplir, pero habías dado luces de que podrías faltar a ellas... Admito que cuando no te subiste al metro me ilusioné, e incluso estuve a punto de proponerte que después de comprar el pan, buscáramos una plaza donde conversar. Por lo mismo me di vuelta tantas veces buscándote, pero no venías tras de mi, no venías sonriendo a abrazarme.
Llegué a la casa y al fin desahogué las ganas que tenía desde que salí del examen. Con el ego nuevamente herido por la universidad y con mis lágrimas peleando entre sí intentado excusarte.