martes, 19 de febrero de 2008

Regresar a Tara


Tantas veces durante el año recordé nostálgicamente los felices momentos que pasé en esa tierra. Donde el aire sabía salado y olía a pino, las caídas se disfrutaban y reían y las noches se pasaban alrededor de una fogata o corriendo por el bosque. Tanto necesité ir a ese lugar el año que pasó que no podía soportar estar a sólo 15 minutos de distancia y no ir.
Pasamos sólo 2 minutos, y ellos bastaron para que en mi mente se agolparan los más duros momentos. El fracaso, la resignación, la negación, el colapso, la pérdida. Todo.
Necesitaba llorar, necesitaba perderme en ese bosque una noche y llorar todo lo que no lloré en el año, por hacerme la fuerte o no sé. Pero era tarde y debíamos llegar pronto a casa. Me quedé con un nudo en la garganta por más de una hora. Miraba la luna fijamente mientras mi hermano veía no sé que cosa en el dvd, extrañé muchas cosas que me hacian sentir más segura, como protegida, como pequeña. El año que terminó me hizo ver que ya no pudo depender del mundo y lo aprendí tan de repente que no solo me sorprendí yo, sino que también sorprendí y asusté a muchos de los que me rodeaban.
Aun le tengo miedo a los cambios, aun tengo mucho que llorar, pero sé que mi espera se verá recompensada muy pronto.

No hay comentarios: